Cartografía del diseño gráfico contemporáneo
"Finalmente, el viaje conduce a la ciudad de Tamara. Al ingresar, las calles están adornadas con insignias que sobresalen de las paredes. A simple vista, lo que se percibe son imágenes que representan otras cosas... La mirada recorre las calles como si fueran páginas de un libro: la ciudad revela todo lo que llevas en la mente, obligándote a repetir su mensaje. Lo que la ciudad realmente es bajo esta capa de signos, lo que oculta y lo que esconde, nunca se revela; te vas de Tamara sin haberlo descubierto..."
Italo Calvino. Ciudades invisibles.
Un atlas es tradicionalmente un libro de mapas, una herramienta de cartografía que interpreta el espacio y sugiere posibles rutas. Este *Atlas del Diseño Gráfico* es una invitación a explorar y viajar por el territorio del diseño gráfico contemporáneo. A través de una selección de trabajos destacados realizados en la última década a nivel global, esta recopilación abarca la diversidad de áreas que actualmente definen el campo del diseño gráfico.
Partiendo de temas como la ciudad, la producción y el consumo, este atlas ofrece una visión panorámica que nos invita a reflexionar sobre las interacciones entre el diseño y el contexto en el que se ha desarrollado.
En la primera década del siglo XXI, hemos sido testigos del resurgimiento de las ciudades como centros de poder. En un fenómeno que recuerda a un giro medieval, la idea de "ciudad" ha cobrado mayor relevancia que la de Estado-nación, recuperando su antigua función como centro de cosmogonía y generación de signos y sentimientos. La ciudad contemporánea se revela ante nosotros como un libro, un espacio repleto de información y códigos cuya interpretación, generalmente mediada por el diseño gráfico, determina nuestra comprensión de la realidad.
Informar, educar y persuadir son las tres premisas básicas sobre las que se funda esta disciplina, cuyos orígenes se remontan al siglo XV con la invención de la imprenta. Este medio de reproducción mecánica fue el primero en transformar radicalmente nuestra percepción del mundo, después del reloj. Desde entonces, el diseño gráfico ha evolucionado en paralelo con el desarrollo tecnológico.
En 1922, el diseñador gráfico William Addison Dwiggins, heredando los valores de la Revolución Industrial, acuñó el término “diseño gráfico” para designar la organización de elementos como tipos de letra, espacios en blanco, adornos e imágenes, destinados a ser reproducidos en papel. Al igual que toda expresión visual basada en la reproducción mecánica y en serie, el diseño gráfico ha estado, desde sus inicios, sometido a una constante presión de opuestos: arte/profesión, forma/función, medio/proceso, estilo/contenido...
De manera similar al desarrollo tecnológico y los cambios de paradigma que este genera, el diseño gráfico contemporáneo, entendido hoy como comunicación visual, no parece centrarse en la confrontación de opuestos tradicionales, sino en la reconsideración del propio diseño gráfico, restaurando su valor como herramienta esencial para una comunicación visual efectiva.
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